El
Latín Vulgar
(lo
que nunca hablamos)
enrique
cabrejas©2013
e-nstitut ideal nol©2013
Aquellos
que defienden que el español es una continuación del latín
vulgar, y que como sabrán es la
versión oficial del origen de la lengua castellana no tienen prueba
alguna de la existencia de ese supuesto lenguaje. El latín mal
escrito es otra cosa distinta, y es casi subrealista que esta teoría
haya permanecido hasta nuestros días sin que nadie opusiera ningún
dime o reparo al respecto. No obstante hay una explicación, nadie
pudo darse cuenta porque desde los tiempos de los íberos y de los
celtíberos nadie supo leer su escritura y advertirlo. ¿Advertir
qué? Pues que la lengua española aun nunca usara su misma escritura
está basada en la lengua vernácula y hablada íbera y celtíbera.
Verán,
cuando la ortodoxia indiscutible pretende demostrar motu
proprio que
todo tiene origen en un supuesto latín hablado llamado vulgar,
para probarlo en lugar de hacerlo en
ese supuesto eslabón perdido y progresivo hacia el romance
lo hacen directamente en latín. ¿Por qué? Porque usamos la
ortografía latina para escribir, pero el latín no sólo en su
corpus
o collocation
sino fonéticamente es diametralmente opuesto al castellano. A mí
hasta el momento, cuando mis amigos me invitan a salir, no lo hacen
llamándome para: “Nunc est
bibendum” ni tampoco si se
interesan por lo que digo me sueltan: “Res
tenet verba sequntur” ni nada que
a poco se le parezca. ¿A ustedes sí? Son los mismos que
dijeron que los celtíberos fueron indiscutiblemente celtas. Y tal
vez un nombre como Retógenes les parezca celta, sin embargo a
mí desde luego no me lo parece en absoluto, y quizá sea porque
conozco que significa este nombre. Miren, ¿cómo
es posible? un celtíbero llamado por la historia "Retógenes",
conocido por ser un símbolo y un reconocido héroe de la resistencia
numantina contra la ocupación de Roma en la península ibérica y
que su nombre no tenga significación ni relación alguna con el
celta y que en cambio se componga de palabras griegas comunes. En
realidad ΡΕΤΟ
es decir reto
significa “difícil”, exactamente igual que hoy lo conocemos y
decimos en español. Claro ¿qué pensaban? porque nuestra lengua
viene del íbero y del celtíbero y no del latín. En cuanto a ΓΕΝΝΕΣ
es decir genes,
significa “nacimiento” y todas las sucesivas generaciones de
españoles conocemos esa palabra y la escribimos tal cual como los
celtíberos, con sólo una letra “n” y no con dos al estilo y uso
de los griegos. Es nuestra lengua, siempre lo fue, pero nos cambiaron
el modo de escribirla. Nos cambiaron la grafía propia íbérica que
es nuestra lengua vernácula y que fue griega antigua pero escrita de
otro modo y nos la romanizaron, pero ello no implica que sea latín,
de hecho no lo es y tampoco lo fue nunca vulgar.
Ahora ya saben que Retógenes significa “nacido de difícil parto”.
Es un sintagma celtíbero, en cambio el latín que era otro idioma,
lo fue de nobles
y patricios
romanos usado en la literatura y en la administración. Fue un idioma
muy visible pero sin ninguna implementación en nuestro acervo
popular y nuestro primigenio idioma no fue celta ni por supuesto el
latín, aun menos uno al que llamaron vulgar
y que nunca existió pero que sirvió para explicar lo que no se
conocía antes: La excelencia de nuestro idioma reside en la
escritura ibérica y en la antiquísima lengua de los íberos y los
celtíberos.
Retógenes
junto con Megara fueron dos destacados resistentes numantinos.
“Megara” como jefe de los numantinos fue capaz de derrotar en
numerosas batallas a los romanos a base de usar el ingenio y la
estrategia. Tanto, que hizo dudar y llegó a desmoralizar al ejército
más poderoso del mundo. ¿Pero no se dan cuenta? Μέγαρα
“Megara” es una palabra antigua griega que significa “mansión”
o si prefieren “casa grande”. Y es fácil de ver, todos conocemos
que la palabra mega significa “grande”.
Pero incluso es más, en la mitología griega “Megara” es el
nombre de la hija de Κρέων “Creonte” rey de la ciudad
de Θῆβαι “Tebas” y esposa de Ἡρακλῆς
“Heracles” nada menos que el héroe nacional griego. Y por si
fuera poco, también es el nombre para una antigua ciudad de la
Attica Griega que fue la gran aliada de Esparta. Me
pregunto como pudieron urdir y argumentar hasta el día de hoy que
los celtíberos eran pueblos celtas sin que nadie lo advirtiera y que
además hablasen latín vulgar. Parece increíble, la verdad.
Quizá
no conozcan la interesante historia de Retógenes, pues
permitan que se la cuente brevemente: Entre los jóvenes a quienes
los romanos ejecutaron cortando las manos se encontraba Retógenes,
es decir ΡΕΤΟΓΕΝΕΣ y sabemos por el
historiador Αππιανός “Apiano” que Retógenes fue
un personaje histórico protagonista de uno de los episodios de la
resistencia numantina más inverosímiles de la historia: Verán,
cuando las condiciones de penuria y escasez de alimento fueron
extremadamente graves y los numantinos morían de hambre y sed,
Apiano nos dice que “Retógenes, un numantino apodado Caraunio,
el más valiente de su pueblo...” Les resumo la historia,
cuenta que Retógenes cruzó sin ser descubierto, en una noche de
altas nieves, las tierras que había entre ambos ejércitos en
compañía de cinco hombres, unos sirvientes y los caballos. Así
pues, Retógenes tuvo que ser sin lugar a dudas un distinguido noble
entre los numantinos. El relato es formidable porque cuenta que fue
capaz de burlar la vigilancia de los legionarios llevando una escala
plegable por la que saltaron por encima del muro de circunvalación.
Pero no sólo él y sus hombres, sino que tirando de las riendas,
también hizo subir a los caballos con la dificultad que eso tuvo que
entrañar. Luego cabalgaron en dirección hacia las ciudades de los
ΑΡΕΒΑΚΟΣ con ramas de olivo de
suplicantes, solicitando su ayuda en virtud de los lazos de
sangre que les unían. Cuando llegaron a la ciudad de Lutía, los
jóvenes de esa ciudad quisieron unirse a ellos pero vencido por el
miedo y las represalias hacia sus familias, alguien les traicionó
con la vana esperanza de que colaborando se le perdonaría la ofensa.
Olvidaron como las gasta un indolente Reich y Escipión les
prometió que a cambio de entregarle 400 jóvenes de rehenes,
disculparía su acto de rebeldía y les dejaría vivir en paz. Fueron
tan ingenuos de caer en la ruindad de entregarlos, y a continuación
Escipión inmediatamente ordenó ejecutarlos cortándoles las manos.
Perdonen pero, no se puede ser más abyecto. Al día siguiente, sin
oposición ni resistencia entró en la ciudad de Lutia y la arrasó
aniquilando a todos sus habitantes. Luego, exhibió los cadáveres de
los jóvenes mutilados frente a la ciudad de Numantía. Eso tuvo que
suponer un mazazo psicológico definitivo a los numantinos. Los
numantinos habían resistido lo indecible durante todo ese tiempo y
nadie esperaba su rendición. Los romanos fueron los primeros
sorprendidos cuando cesó el bullicio de la ciudad, y cautelosos
empujaron las puertas y se dieron de bruces con un panorama tan
inesperado como dantesco. Lo que no pudieron soportar los numantinos
no fue su propio sufrimiento sino el final dado a los jóvenes de
Lutia. Probablemente en ese instante, comprendieron que si caían en
manos de los romanos quedarían excluidos de una vida eterna.
Por eso y no por una probable derrota pusieron fin a su vida según
sus ritos y costumbres, en una hecatombe antes de que
se la arrebataran los romanos atrozmente cortándoles manos y brazos.
Los íberos y los celtiberos cuyos ritos, cultos y costumbres eran
helenas y no celtas como sostiene la ortodoxia histórica,
necesitaban de sus manos y brazos para ayudar a su dios a sostener el
mundo en el instante de su liberación, es decir a la hora de
penetrar a la vida verdadera en el inframundo.
La historia
es muy triste y de una dureza y crueldad sin límites, pero no me
negarán que a la vez no es excepcional por el coraje que mostró
Retógenes. No hay que olvidar que en su reconocimiento le dieron un
sobrenombre, y siempre un apodo se recibe por alguna razón. Si
nosotros apodamos a Manolo “el del bombo”, tuvo que ser por algún
motivo, y ustedes pueden explicarlo perfectamente: “Se le apodó
Manolo – el del bombo – porque acudía a los estadios con un
bombo para animar a nuestros héroes de la selección.” Es
fácil, ustedes lo saben, todos nosotros lo sabemos. Y la gesta de
Retógenes es digna de pasar a los anales de la historia como uno de
los héroes de la antigüedad, pero Apiano nos dijo que Retógenes
tenía un sobrenombre, ¿recuerdan? “El Caraunio”. Y bien, ¿no
les llama la curiosidad saber por qué razón le pusieron este apodo?
Seguro que sí, pero no nos han dado una explicación a esta
interesante cuestión nadie de aquellos que nos dice que Retógenes
es el nombre de un celtíbero que proviene de una tribu celta o
celtizada. Y es que no conocen el motivo, de lo contrario nos lo
hubieran dado, ¿no les parece? pero no… silencio. Nuevamente
silencio. Siempre silencio cuando se trata de explicar este periodo
histórico. Desde luego si tuviera que dar explicación a este nombre
céltico de Caraunio también sería incapaz de hacerlo.
Afortunadamente no tengo que hacerlo de ese modo, porque es una línea
de investigación completamente equivocada y que no conduce a ningún
lugar. Sin embargo sí que puedo explicarlo y hacerlo perfectamente,
ya que el sobrenombre de Caraunio tiene un significado en
celtíbero, y que no es otra cosa que un nombre antiguo griego. Un
acrónimo o sintagma, que era la sintaxis habitual de los celtíberos.
Si ustedes
consultan la RAE les dirá que la palabra “cara”
viene del latín “cara”. Es la cuadratura del circulo de la
historia de la lingüística del español porque todo el mundo
lingüístico sabe que cara en latín no es “cara” aun lo
inscriban en su diccionario, sino que es faciem y se pronuncia
/fachiem/. No cuela, hay total consenso entre los lingüistas
de todo el mundo que saben perfectamente que “cara” viene del
griego: κάρα (cara), más si leyeron a Sofocles, lo diga
la RAE o el sursum corda. No obstante, los
españoles aun la palabra la escribimos con letras latinas la
seguimos pronunciando en un perfecto celtíbero años después:
/kara/ con una “K” de kilo así de grande. Hasta
los ingleses pronuncian la palabra más próxima al latín que
nosotros cuando dicen “face”, y nosotros aun no nos hemos
enterado que nuestras palabras de hoy son las mismas palabras de los
celtíberos de ayer. Pues /kara/ era el modo con que los antiguos
griegos describían un semblante, y nosotros lo hacemos igual y
además por si fuera poco, el vocablo unio también tiene
significado y es el de “cuerda”. Si ustedes se preguntan para que
sirve una cuerda, llegarán a la conclusión de que sirve para “atar”
o “unir”. Bien, ustedes tal vez sigan pensando que ΚΑΡΑΥΝΙΟ
“caraunio” es un nombre celta, están en su derecho, pero en
antiguo griego este apelativo significaba “BRIDAS”.
Es la suma de los vocablos de “cabeza” y “cuerda”, es decir
lo mismo que kara+unio, y es que Retógenes con gran pericia
con las cuerdas construyó una escalera y audaz con las riendas de
los caballos consumó su heroicidad, y eso fue conocido por todos,
bien, por todos excepto por quienes deberían saberlo y habérnoslo
explicado si su exposición de la historia hubiera sido correcta pero
como no lo es, sólo parece y no pueden hacerlo. Y ese fue el
sobrenombre que le dieron para la posteridad: RETÓGENES
“EL BRIDAS” ¿No les parece, permítanme decir; algo sin
igual? La verdad, aunque sea incómoda a veces para muchos, aun tarde
siempre termina por aflorar y se revela.
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Les
sugiero estudien mi publicación en la cual doy debida cuenta de todo
ello con detalle: Cabrejas
Iñesta, Enrique (Gener 2013) KARUO - EL SECRETO ÍBERO - ISBN
978-84-9030-665-9. Editorial Círculo Rojo. Almeria. DEPÓSITO LEGAL:
A 1185-2012.