lunes, 29 de abril de 2013

EL VINO DE JEREZ


El conocido vino de Jerez que en inglés recibe el nombre de “sherry” y en francés “xérès” es un tipo de vino español que se cría en las ciudades andaluzas de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, todas pertenecientes a la provincia de Cádiz. Los eruditos dicen que: “En el siglo I a. C. Estrabón, en el libro III de su Geografía, dice que la vid fue traída a la región por los fenicios, fundadores de Gadir, hacia el 1100 a. C. ... En esa época, parece ser que la región donde actualmente está Jerez se llamaba Xera y su principal ciudad era Asta Regia.”

Es lo que nos dicen sobre Jerez y además se lo atribuyen a Estrabón, pero no explican porque Jerez tomó este nombre. Verán, es porque no conocen que aun pudieran haber sido los fenicios quienes trajeron la vid a la región, deberán admitir que la comercialización de la viticultura estaba tan expandida en las regiones del mediterráneo que hubiera podido introducirla cualquiera, incluido los mismo que en realidad le dieron el nombre en su idioma, el nombre de “Jerez”, porque en realidad ésta no es una voz fenicia ni de broma. Y en este particular permitan que les apunte lo siguiente:

No se si conocerán que Cádiz fue una isla unida a un tómbolo. No hará falta que les diga quienes la colonizaron, pues la llamaron Γαδείρα “Gadeíra” y su nombre tanto lo podemos encontrar en griego ático como en griego jónico. Pero los eruditos a pesar de que conocen por Eratóstones y Esteban de Bizancio que eso es así tal cual como les digo, y que incluso aparece en escritos de Heródoto, prefieren ignorarlo y atribuirle la ciudad a los fenicios. Si comprendieran y conocieran bien a las civilizaciones se darían cuenta de que los fenicios no estaban por la labor de colonizar ciudades. Por el contrario se dedicaban a transacciones comerciales y como pueblo nómada les interesaba bastante poco echar raíces en un lugar. No establecían relaciones de parentesco con otros que no fueran ellos mismos, y menos con extranjeros. Preferían llevarse bien con todos y hacerlo mejor de aquí para allá. Era su negocio y lo pondrían en peligro si se asentaban. De hecho su estrecha colaboración con los cartagineses finalmente les costó bastante caro. Ellos fueron fenicios y son los actuales libios, cananeos.

En latín, la ciudad romana pasó a ser nombrada como Gades, luego se dice que en árabe pasó a llamarse “Qādis” pero algo inexplicablemente tuvo que fallarle a los etimólogos, porque en realidad la palabra Cádiz también fue una renominación a un nombre dado en griego, pues ΚΑΔ “Cad” y su declinación “-iz” es la voz celtíbera sinónima de “calpe” y sabemos que se usaba para denominar a los “cabos” y κάδ-ος. Incluso en griego actual significa “bloque” y eso es lo que les pareció a la vista de los antiguos griegos la ciudad de Cádiz. En frente, en la ribera de la desembocadura del río Guadalete queda el Puerto de Santa María, su nombre original fue “Puerto de Menesteo” y aun los historiadores se lo tomen a veces como una leyenda, al menos otras aceptan su historicidad y hacen mención a ésta como se puede aquí comprobar: “Fue fundada por Menesteo, rey ateniense que participó en la guerra de Troya. Cuando terminó la guerra y volvía a casa, le habían asaltado su trono y tuvo que emigrar. Navegando sin ningún destino fue a parar justo a la desembocadura del río Guadalete y fundó la ciudad, Puerto de Menesteo. Este hecho histórico tuvo lugar en el 1184 o 1183 a.C, ya que la guerra de Troya tuvo lugar entre los años 1194 y 1184 a. C”.

Así pues, el puerto fue una ciudad griega dependiente de otra griega, la de Γαδείρα “Cádiz” para posteriormente recibir el nombre de “El Puerto de Santa María” cuando después España abrazó la cristiandad.
Pero volvamos de nuevo al vino. Miren, el clima jerezano es de tipo mediterráneo pero con bastante influencia del atlántico y siendo Septiembre un mes seco que favorece su maduración. La fermentación lenta termina a primeros de diciembre con la obtención de un vino blanco seco. Los vinos de Jerez son secos como consecuencia de haber sido elaborados con mosto completamente fermentado. Y resulta que “seco” en griego se dice ξερός “serós” pero ese tampoco es el motivo principal del asunto. Precisamente es por la razón contraria. Al margen de estos vinos, hay una elaboración que le hace especial y que le da un alto valor añadido, ustedes deben saber que los vinos dulces se elaboran con racimos de uvas que se solean para su pasa. El alto contenido en glucosa de estas uvas hace que el mosto resultante sea especialmente dulce. Este mosto se fermenta parcialmente, lo que hace que conserve una gran cantidad de azúcar. El vino resultante se somete a una crianza de oxidación según el sistema de criaderas y soleras como son los casos hoy del vino de Pedro Ximénez que es dulce, suave, color caoba oscuro y con olor a pasas. O el vino Moscatel que es más dulce aun. Estos vinos eran y son apreciados por su uso medicinal y si hacemos caso a los comentarios del insigne doctor Alexander Fleming que dijo en cierta ocasión:“Si la penicilina cura a los vivos, el Jerez resucita a los muertos” explica pues los estudios que permiten sostener los grandes beneficios para la salud de un uso moderado de estos vinos. Pues bien, esta particularidad es la que da personalidad a esa región, el vino dulce y ¿saben cómo decían los griegos antiguos “dulce” y “amoroso”? Por supuesto χέρες “Xerez”. ¿Qué esperaban? esto tiene su etimología en las caricias que se dan con “manos amorosas” y para que se convenzan sólo tienen que averiguar como decir “mano” en griego, incluso hoy en día, “mano” es: χέρι (xéri).

Comprobé que los íberos y los celtíberos fueron antiguos griegos. Su lengua era una proto-griega por supuesto pero escrita de otro modo. Con un alfabeto epichorikos. Es por ello que conozco perfectamente el significado y la etimología de todas sus ciudades, sus ritos, dioses y costumbres. Hoy sus arcaicos idiomas aun parezca inaudito siguen siendo los nuestros, pero escritos al uso de las lenguas romances. Sin embargo los eruditos en el mayor escándalo de la historia son incapaces de reconocerlo porque un día admitieron sin comprobación que tanto los íberos y los celtíberos fueron supuestamente tribus celtas, cuando las evidencias muestran todo lo contrario. Sé que eran antiguos griegos: minoicos y micénicos y lo conozco no porque sea algo que presuponga sino porque ellos lo dejaron por escrito en sus estelas, y puedo leerlas. Incluso es más, nos dieron su procedencia concreta y exacta. Y la pregunta que me hago es ¿hasta cuando van a ignorarlo? Por favor, compruébenlo. Yo ya lo hice.

Les sugiero que estudien mi publicación en la cual doy debida cuenta de todo ello con detalle: Cabrejas Iñesta, Enrique (Enero 2013) KARUO - EL SECRETO ÍBERO - ISBN 978-84-9030-665-9. Editorial Círculo Rojo. Almeria. DEPÓSITO LEGAL: A 1185-2012.  

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