LOS
CATALANES
enrique
cabrejas©2013
e-nstitut
ideal nol©2013
¿El
nombre de Catalunya
de dónde viene? ¿Qué significa? La primigenia Cataluña está en
las coordenadas: 40 ° 21'14 "N ° veintidós 21'52"E. Hoy
aun el pueblo está situado en la Tracia-Macedonia de
Grecia a 21 km al noroeste de la hemosa Katerini, a una
altitud de 390 metros. Sepan que los catalanes cuando algo nos gusta
mucho y nos enamora lo expresamos justamente con la expresión
encaterinar. En la actualidad Cataluña tendrá
aproximadamente unos 300 habitantes. Su ocupación es el cultivo de
olivos y cereales, así como el ganado. También tiene una
cooperativa forestal, pues son una zona densamente forestada de
pinos, álamos y abetos. Existen muchos interesantes sitios
arqueológicos como es el propio Monte Piería, que es la sede de
Orfeo y de las Musas. ¿Se lo pueden creer? Los catalanes siempre
tuvimos grandes poetas y dimos una excelente poesía. Ahora comprendo
mejor por qué, pero me parece cómo si lo estuviera soñando, sin
embargo créanme, todo esto es absolutamente real. También allí
está el Olimpo, la montaña más alta de Grecia (2.919 metros) donde
tienen el trono los grandes dioses griegos. El sitio combina extensas
llanuras, montañas y hermosas playas de arena. La capital Katerini,
está a 6 km del mar y situada a los pies del monte. En la otra
Cataluña, en la que yo vivo, también tenemos el mar y la montaña a
tocar. Ellos en frente tienen la isla de Lemnos, donde
encontré las Samotracias tierras de Katalako y Sardes.
No estoy en Baqueira sino que estamos en la región de la Piería,
en las laderas del Monte Olimpo, un buen punto de partida para
los amantes del esquí. Miren,
ellos, los catalanes griegos de la antigua Tracia-Macedonia
no se explican que aun hoy compartamos una Cataluña a miles de
kilómetros y nos llamemos de igual modo y ambos seamos “catalanes”.
Por supuesto, el peso y el estatus en el mundo de una Barcelona
internacionalmente conocida, les da a pensar que ellos sencillamente
son una anécdota nuestra, y en cuanto a nosotros siquiera antes esto
lo conocíamos. Pero ellos tienen una versión para explicarlo: El
hecho de que el área donde se encuentra el pueblo sea un lugar
fértil, les da a pensar de que el pueblo se llamó: Κατ-αλώνια
“Dentro Alonia” en una clara referencia a un subsuelo idóneo
para trabajos agrícolas. Pero ¿qué significa Cataluña? Se lo
explico a continuación:
1
|
Κατ-
|
Dintre “Dentro”
|
2
|
-αλών-
|
terra “tierra”
|
3
|
-ια
|
fills de, “hijos de” (concordancia arcaica sacra)
|
El nombre original de
Cataluña hace referencia a su fértil subsuelo. Es un sintagma o
acrónimo que era el modo de escritura y la sintaxis común de los
íberos y los celtíberos. Es la parte gruesa que está bajo tierra
unida a la raíz. Y esto se expresa con Καταλώνια
“Catalunya”, lo que es lo mismo que decir Dintre de la terra
“Dentro de la tierra”. Pero Cataluña es una parte de un nombre
que su original es compuesto: Καταλώνια Πιερίες
“Catalunya Pagesia”. Y la prueba más evidente de que la
etimología catalana no reside en el latín mal llamado vulgar
se encuentra en la misma palabra Καταλώνια “Cataluña”
que se escribe con la letra Ωμέγα “Omega”. La
mayúscula es “Ω” y la minúscula es “ω” y es la letra 24 y
última del alfabeto griego. El latín no posee este carácter en su
abecedario, por eso cuando vemos escrito el nombre y lo vemos escrito
en latín, al carecer de esta letra se sustituye por una “o” y se
nombra “Catalonia”. Pero no se lo pierdan, que esto tiene
mucha miga y es lo mejor de todo, ¿saben lo que hemos hecho los
catalanes? Es extraordinario, pues desde el punto de vista fonético
la antigua Ω griega no se vocaliza “o”
porque es medio abierta “o” [ɔ ː] digamos que es similar a la
inglesa “W” de la palabra “raw” o la “U”
catalana de rauxa “sensatez”. Es decir, que por más que
se hayan empeñado y la hayan mil veces escrito en latín usando la
“o”, los catalanes a través de los tiempos y no importa en que
lugar estuvimos, no hemos dejado ni por un instante de hacerlo como
se debiera, y la hemos seguido tanto pronunciando como también
escribiendo con “u”: Catalunya, al
igual que lo hicieron nuestros antepasados en la lengua griego-tracia
que da origen a nuestro idioma catalán, aun tuviéramos que
escribirlo con ortografía latina. ¿No les parece extraordinario?
Sabiendo lo que sé, les
diría que la causa no fue porque nos llamásemos así a nosotros
mismos, sino que lo fue porque quienes nos conocieron sabían quienes
fuimos. Me explicaré mejor. Ciertamente “los catalanes” es un
gentilicio, pero no es un topónimo vinculado a un sitio concreto
como pudiera parecer o pensarse, así a primeras. Poseedor de ese
conocimiento debo de transmitírselo:
Hay que entender que
limitar el sentido de “catalán” a un lugar o un mero asunto
agrícola es suficiente, pero no es el motivo último por el cual
nosotros somos los catalanes. Verán, está plenamente
relacionado pero no es lo que originó el nombre. Su origen es más
profundo de lo que nunca pudimos imaginar. Miren, han de saber
una cosa importante de nuestros antepasados si quieren comprender
esto de un modo perfecto, casi como si pudieran plenamente formar
parte de ello. Nuestros antepasados fueron gentes extremadamente
religiosas. Muy piadosos con sus ritos y sus dioses. Eran tiempos de
pueblos paganos. Sin embargo nuestros antepasados eran distintos a su
tiempo. ¿En qué consistía esa distinción? No eran exactamente lo
que se entiende por paganos. Decir por el contrario que eran
monoteístas en un sentido estricto no sería tampoco del todo
acertado, siquiera lo sería decirlo de nosotros mismos hoy, aun
también lo parezca. Dado que es innegable que nuestras creencias
cristianas espiritualmente dan culto y damos oración no sólo a un
Dios, sino también a una Santísima Trinidad, a las distintas
Vírgenes, más los ángeles y también a todos los santos y beatos.
Parece como si no hubiésemos renunciado a nada en todo este tiempo.
En definitiva aquellos antiguos catalanes en la práctica,
hacían lo mismo o parecido que nosotros, excepto que cambió el
nombre del sujeto susceptible de recibir culto y a quien se
dirigen los rezos. A eso se le llamó henoteísmo o monolatría
y que literalmente significa “un dios” y que es la creencia
religiosa, según la cual se reconoce la existencia de varios dioses
pero sólo uno de ellos es lo suficientemente digno de
adoración por parte de los fieles. Este es un matiz excepcionalmente
relevante en este caso. Es lo que ocurría con nuestros pueblos
íbéricos meridionales de la península ibérica. El nombre de
“catalán” no es un término étnico aun pudiera estar
relacionado con una etnia en particular, la tracia. El término
“catalán” es un concepto cultural que trasciende más allá de
lo que consideramos hoy Cataluña. Es su origen plenamente religioso
el que hace que ser “catalán” sea lo que es ser catalán.
El término “catalán” es tan milenario y antiguo, que para
comprenderlo hay que remontarse al nacimiento de las creencias de la
religión Ctónica (entrar en
el inframundo). ¿Les suena de algo Sedetanos? Estrabón
nunca nos lo dijo pero ahora se lo dice un servidor de ustedes, y por favor
tomen nota que es importante; es decir en otras palabras "Pertenecer
a la tierra de los Titanes".
Comprendo que se
encuentren desconcertados y trataré de explicárselo mejor y con
mayor detalle. Nuestros antiguos fueron pueblos “getas” “tanos”
y “ones” y les dejo muestra: ilergetas,
indigetas, aquitanos,
iacetanos, ceretanos,
lacetanos, layetanos,
cosetanos, edetanos,
lobetanos, contestanos
sordones, ausones,
ilercaones, etc. Todos ellos son
“inmortales”. En realidad es lo que significa "...tano"
y es un modo de llamar a los Titanes que justo eran los dioses de los
íberos y los celtíberos. Todos esos pueblos tenían un denominador
común y es que se les conocía por el culto que daban por encima de
todo a un sólo dios llamado Inmortal o Divino con el
nombre de “Bel”. Ellos creen que son inmortales en el sentido
siguiente: Piensan que no mueren, que se unen a Bel
o Belais. Y otro nombre para él es el de
GeBeleizis o Zalmoxis, también lo
escriben como Belaizis y se puede comprobar
perfectamente en los manuscritos de Heródoto. Pero por favor,
presten mucha atención porque, aun yo me estoy refiriendo a las
tribus de la península ibérica, en cambio Heródoto no hablaba de
nuestros celtíberos, sino que lo hacía de las tribus que se
encontraban a miles de kilómetros de nosotros en las tierras de
Tracia. Resulta que nuestros celtíberos meridionales y a los cuales
Estrabón llamó “...tanos” y “...getas” profesaban las
mismas creencias y daban el mismo culto que aquellos a los que
Heródoto llama tracios y getas habitantes en los
territorios de Grecia, los Balcanes, Rumanía, Bulgaria y Hungría.
¿Pero quién es este
dios llamado Bel o Zalmoxis? Sabemos por Heródoto que los tracios
mismos, cuando caían rayos y tronaba en el cielo disparaban flechas
al aire, “ya que no creían que hubiera otro dios distinto del
suyo.” No creían en otro dios que no fuera Bel. Les contaré
más sobre el particular, según Heródoto los griegos del Helesponto
y del Mar Negro dijeron sobre él que fue un esclavo en la isla de
Samos y eso en tiempos remotos. Tras ser liberado, reunió
grandes riquezas y una vez rico regresó a su tierra natal en Tracia,
donde la vida era muy dura y las costumbres sencillas. “Zalmoxis
después de haber vivido como el más sabio entre los griegos”
– según dice Pitágoras – se había iniciado en los Misterios
de Ἐλευσίς “Eleusis” en tierras del Jónico. Estos
“Misterios” giraban en torno a la creencia de que había una
esperanza de vida después de la muerte. Tal creencia se cultivó a
partir de la ceremonia de introducción en la que la esperanza de los
iniciados se les mostró en una serie de cosas, incluyendo la semilla
de la vida en un sencillo tallo de grano. Y se dice que construyó un
salón de banquetes, recibió a los jefes y compatriotas tracios en
un gran festín. Él les enseñó que sus descendientes nunca
morirían sino que irían a un lugar donde iban a vivir para siempre
en una felicidad completa. Luego cavó una mansión subterránea y
una vez terminada desapareció al bajar a su residencia “bajo
tierra” donde vivió durante tres años. Los tracios que lo
adoraban, lo extrañaban y lloraban temiéndolo muerto. El cuarto año
regresó de nuevo, tal y como les había profetizado, y ellos así lo
creían. Se dijo que fue un ser divino desde el país de los
getas. Desconocemos
que habrá de verdad o leyenda en todo esto, pero lo que está claro
y es demostrable perfectamente es que los nombres tanto de Βελ
(Bel) como el de αἴξ
(Ais)
están presentes y se repiten en muchas de nuestras ciudades
celtíberas certificando ese indudable origen. Al menos en las
ciudades de los Belos, sino escuchen y vean: ΒΕΛ
(Bel) ΒΕΛΙΚΙΟΜ
(Liceo de
Bel) ΒΕΛΑΙΣΚΟΜ
(Pueblo del Señor Bel)
ΒΕΛΑΙΣΚΑ
(La Casa del Señor Bel)
ΚΑΙΣΚΑΤΑ
(Lugar de la casa del
Señor) ΚΟΝΤΡΕΒΙΑ
ΒΕΛΑΙΣΚΑ
(Con fuente de la casa del
Señor Bel)
El debate continua entre
investigadores muy conocidos, lejos de nuestras latitudes, sobre la
religión de Bel (Zalmoxis). Ellos desconocen que a día de hoy haya
transcrito y encontrado una genealogía tracia en la península
ibérica, donde la llamada Tracología y que es la ciencia que
estudia su historia deberá de sacar nuevas e inauditas conclusiones.
Hasta la fecha únicamente afectaba a tribus tracias y dacias, a
veces llamadas “getas” que se dieron lugar en las regiones del
este y de las cuales los catalanes fuimos cognates. Hoy queda
patente nuestra estrecha relación. Historiadores tales como Nicolae
Densuşianu, Giurescu (padre e hijo), Ioan Coman, Parvan Vasile,
Daicoviciu Constantin y Mircea Eliade han discutido del asunto,
pues a Bel algunos lo consideran un dios del cielo, otros un dios de
los muertos, y otros un dios de los misterios. A los antiguos
catalanes ese debate les dio igual, ellos lo consideraban inmortal
y para ellos era un ser celestial, mago y también Su Señor
en las entrañas de la tierra. Así que el dios Bel o Belais
como le llamamos en el oeste y Zalmoxis o Belaizis como
le llamaron en el este, habría sido el dios supremo de los “getas”
y/o los “dacios” y a cuyo lado coexistían otras divinidades no
obstante menores que estaban estrechamente relacionados con él.
Ellos pensaban que en realidad no morían sino que al salir de esta
vida entraban al subsuelo para reunirse con él. Ese es el verdadero
motivo y razón por el cual a los catalanes se nos llamó catalanes.
Haciendo referencia a “entrar dentro del subsuelo” debido
a nuestros ritos, a nuestras creencias. Justo la religión de los
Θάνος “tanos”, la χθόνιος “Ctonica”
significa: “debajo” o “bajo la tierra” relativa al suelo
subterráneo y que designa o pertenece a las deidades y espíritus
del fondo de la Tierra. Especialmente en relación con la religión
griega que se refiere a la χθών “tierra” del interior
en contraposición de la otra tierra, la Γαια “Tierra”
entendida como una superficie habitable. Y quienes se relacionaron y
supieron de nosotros en el pasado, son quienes nos llamaron de ese
modo particular. Todo indica continuaron haciéndolo años más
tarde, aun nosotros abandonásemos esas antiguas creencias y nos
postrásemos con fe cristiana ante nuestro Señor Jesucristo.
Aquello queda lejano y desconocido para las generaciones posteriores
de catalanes, pero por fortuna tuve la suerte, el honor, y el orgullo
de encontrarlo para desenterrarlo y comunicárselo a esta generación,
con la esperanza puesta en que nunca se olvide y se recuerde para
siempre.
Desde hace muchísimo
tiempo fuimos, somos y seremos gent catalana. Ser catalán es
un sentimiento profundo desde el principio de nosotros mismos y que
se ha transmitido generación a generación de un modo inexplicable,
pero que hoy es explicable de nuevo. Déjenme que les cite unos
versos de la sardana más emblemática de Cataluña y que fue escrita
por Àngel Guimerà y que parece que aun desconociendo todo esto,
llevase impregnado consigo y en el subconsciente el sentimiento más
original de la tierra catalana cuando escribió: “I canta a
dintre de la terra, ... Som i serem gent catalana, tant si
es vol com si no es vol, que no hi ha terra més ufana, sota la capa
del sol.” (Y canta dentro de la tierra... Somos y
seremos gente catalana, tanto si se quiere como si no, que no hay
tierra más orgullosa bajo la faz del sol.) Cuando Guimerá dice: “A
dintre de la terra” está nombrando a Cataluña.
Comprobé
que los íberos y los celtíberos eran antiguos griegos y sus idiomas
lógicamente también. Es por ello que conozco perfectamente el
significado y la etimología de todas sus ciudades. Hoy sus arcaicos
idiomas siguen siendo los nuestros pero romanizados, sin embargo los
eruditos en el mayor escándalo de la historia universal son
incapaces de reconocerlo porque un día admitieron sin comprobación
que los iberos y especialmente los celtíberos fueron supuestamente
tribus celtas cuando las evidencias muestran todo lo contrario. Eso
jamás les permitirá explicar nada ni llegar a comprender nuestras
costumbres y cultura, ni su lengua ni tampoco la que hoy son las
nuestras. Por supuesto sé que eran antiguos griegos: minoicos
y micénicos
y lo conozco no porque sea algo que lo presuponga sino porque ellos
lo dejaron por escrito en sus estelas, y yo puedo leerlas. Incluso es
más, nos dieron su procedencia concreta. Y la pregunta que me hago
es ¿hasta cuando van a ignorarlo? Por favor, compruébenlo. Yo ya lo
hice.
Les
sugiero que estudien mi publicación en la cual doy debida cuenta de
todo ello con detalle: Cabrejas
Iñesta, Enrique (Enero 2013) KARUO - EL SECRETO ÍBERO - ISBN
978-84-9030-665-9. Editorial Círculo Rojo. Almeria. DEPÓSITO LEGAL:
A 1185-2012.
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